Bob Mandel
Cuando escribí por primera vez Terapia a Corazón Abierto, el mundo era bastante diferente e, igualmente, yo también lo era. Existía todavía la Unión Soviética y el Muro de Berlín que dividían Alemania entre Este y Oeste. No tenía ordenador, ni teléfono móvil. Las torres gemelas del World Trade Center se levantaban majestuosamente al pie de la ciudad de Nueva York, dejando el terrorismo más latente que evidente. Sin embargo, aquí estamos en el tercer milenio (lo que muestra que de una manera u otra hemos sobrevivido), observando con ojos inseguros un mundo nuevo y precario (y preguntándonos si en el 2012 se verá cumplida la profecía Maya sobre el telón final). Al dar a luz a este libro por segunda vez, me acuerdo de sus verdades universales.