Miguel Benito Rodríguez
Desde los años noventa del pasado siglo, y ya bajo el pontificado de Juan Pablo II, la Iglesia Católica (IC) está protagonizando una creciente deriva hacia postulados más conservadores, intransigentes y dogmáticos, al tiempo que también se ve inmersa en una crisis como institución sin parangón en su historia. Y paralelamente a este proceso, estamos asistiendo a una cruzada cada vez más agresiva contra los Diferentes, y que encarna su peor espíritu inquisidor de todos los tiempos.Dicho espíritu planea amenazadoramente sobre las cimas, aún frágiles e imperfectas de la libertad de conciencia y de pensamiento que nuestra humanidad con tanto esfuerzo ha logrado darse a sí misma.Y toda esta ofensiva está pasando desapercibida por la mayoría de los fieles católicos y de la población en general, tanto por laindiferencia, también cada vez más generalizada sobre lo que la IC dice o hace, como por la desidia y comodidad de la mayoría de la gente.Yo hasta hace poco tiempo, también he sido partícipe de esa misma indiferencia y pasividad, hasta que sentí que con su acción estaban atacando un aspecto muy importante de la interioridad de mi conciencia así como a personas y a ámbitos muy queridos para mí. Cuando entonces me di cuenta de lo que estaba ocurriendo, me puse a indagar e investigar, tratando de comprender porqué unas personas cuya función principal en la vida debería ser ejercer el amor, la compasión y el mensaje de Cristo, estaban tan metidas en la peor de las ciénagas humanas. La de la mentira, la tergiversación, el odio y la mayor de las ambiciones terrenas y materiales.