María del Carmen Piñas Saura
Tal vez sea necesaria una reestructuración de lo que llamamos comúnmente realidad (aunque el gran obstáculo parece ser la representación, no la realidad)1 ya que lo irracional no tiene por qué ser insensato ni lo inconmensurable incomprensible. Al contrario, éstos son los desafíos que siempre se han de pensar teniendo presente la falta de esperanza a la que lleva el dualismo occidental: en el límite del uso de la razón (se observa en el desarrollo de todas las ciencias a lo largo del siglo XX) se produce un retorno al corazón y con ello a la imaginación.María Zambrano en su obra El hombre y lo divino dirá que la realidad es 'una irradiación de la vida que emana de un fondo de misterio. Dimensión sagrada de lo vivo que hace temblar: ambigüedad; terror y delicia. Mircea Eliade señala cómo en la relación erótica, en la experiencia extática, en el sacrificio y en la muerte se siente las huellas de lo sagrado: respeto, terror y temblor. Todo ello se experimentaba de forma radical en el mundo natural de los pueblos arcaicos donde todo está entrelazado dando esos lazos sentido a sus propias vidas.