Enric Costa Vercher
Hace ya casi 30 años escribí un ensayo titulado: SIDA, juicio a un virus inocente y unos años después volví a escribir otro ensayo titulado Hijos de un dios terminal; en los dos casos se trataba de un análisis racional que pretendía explicar, advertir y denunciar, con razones de la más elemental lógica o de sentido común, que aquella famosa epidemia de SIDA (pandemia del siglo XX, la llamaron)1 que se publicitaba en todos los medios, a todas horas y en todas partes, en realidad, era un fraude, una mentira intencionada y un negocio planificado, organizado y dirigido por la industria médica y, además y sobre todo, se trataba de una gran escusa para ocultar y disimular una masiva intoxicación o contaminación de la población que tenía un doble origen y naturaleza: ....