RAMIRO CALLE
Todo ser humano quiere ser feliz y no desgraciado. Sin embargo, la ofuscación de la mente a menudo desencadena conflicto, fricción y desdicha. El gran antídoto para el inútil sufrimiento de la mente son las cuatro maravillosas cualidades que, de tan espléndidas que son, Buda las denominó Residencias Celestiales o SantasMoradas: el amor incondicional, la compasión, la alegría compartida y la ecuanimidad.El cultivo, desarrollo y despliegue de estos cuatro estados sublimes va propiciando en la persona una profunda, estable y enriquecedora dicha interior. Lo mejor que uno puede hacer por sí mismo y por los demás es cultivar las Santas Moradas y darle así a la vida un precioso sentido de ayuda. Como reza la antigua instrucción mística: «Estamos en el camino para ayudarnos. No hay otra cosa que el amor».