Hans Ruesch
Especulando con la ignorancia y el sufrimiento de innumerables personas, con su miedo constante al dolor y a la enfermedad, y con la ayuda de los medios de comunicación, esta pesudociencia ha creado la ilusión de que posee poderes misteriosos e ilimitados de los que depende la salvación de la humanidad.Así, los pueblos del hemisferio occidental se han postrado en temor y servilismo a sus pies, imaginándola como una diosa todopoderosa de belleza sin par, resplandeciente de oro y brocados, a la que el común de los mortales no puede ni siquiera levantar los ojos, no sea que se cieguen. Pero si se atrevieran a hacerlo, descubrirían que su emperatriz no tiene ni puntada y es horripilante de contemplar.De Matanza de inocentes (Mandala ediciones)